La doble hazaña de Adi en Tokio

Adiaratou Iglesias ganó el oro en 100 metros en los Juegos Paralímpicos de Tokio y días más tarde ganó la plata en 400 metros en T13 (discapacidad visual), consiguiendo hacer doblete en laos Juegos Paralímpicos.
Nacida en Mali, se trasladó de pequeña a Lugo para vivir con su madre adoptiva, Lina Iglesias, quién consciente de las privilegiadas condiciones físicas de su hija la apuntó en un club de atletismo y entrenó siempre con atletas sin discapacidad visual. Su constancia, sacrificio y esfuerzo, han dado sus frutos consiguiendo ser doble medallista en unos Juegos Paralímpicos con apenas 22 años de edad.
Adiaratou Iglesias , que descansó en Lugo a su vuelta de Tokio pero ya ha regresado a Madrid donde estudia en la Escuela Uiversitaria de Fisioterapia, asombró a todos los que siguieron su participación en las pruebas de Tokio en directo y por televisión
La atleta lucense Adiaratou Iglesias se proclamó campeona paralímpica bajo la lluvia de Tokio (Japón). Un intenso aguacero la acompañó durante la carrera de los 100 metros, pero ella no se dejó influir, consiguiendo un tiempo de 11"96.
Adiaratou Iglesias eclosionó en el atletismo paralímpico durante el Mundial de Dubái 2019, donde se colgó dos platas (100 y 200 metros), además de asegurarse su billete a los Juegos Paralímpicos de Tokio 2020. El pasado mes de junio logró dos oros (100 y 400 metros) en el Europeo, disputado en Bydgoszcz (Polonia).La atleta de Lugo, integrada en la Federación Española de Deportes para Ciegos (FEDC), compite habitualmente contra personas sin discapacidad.
En el Campeonato de España Sub-23 celebrado en Sevilla en octubre de 2020 logró sendas medallas de bronce en 100 y 200 metros. Y un año antes se proclamó campeona absoluta de Galicia en ambas distancias.
La segunda medalla que consiguió en Tokio, la plata en 400 metros, le supuso tal esfuerzo que Iglesias acabó mareada. Su nombre estaba entre las favoritas en la quiniela, costóy no defraudó. La velocista voló en el Estadio Olimpico y cruzó la meta con un registro de 55.53, su mejor marca personal. Especialista en 100 y 200 metros, los 400 metrosse convirtieron en una prueba complicada, llegando a confesar que "cuando acabé la carrera me tuve que tumbar y todo. El 400 es una prueba muy complicada y se necesita más trabajo de distancia muy larga. Este año me he visto en un poco de aprieto para trabajarla. Normalmente lo trabajo un poco pero hace falta más competición, el trabajo del ácido láctico."
Adi Iglesias llegó a Tokio como primera en el ranking mundial. "En el 400 venía a ver lo que pasaba. Sabía que iba a estar entre las tres primeras, pero era un poco imprevisto
Adi Iglesias no ve las líneas de las calles por las que corre ni tampoco la de meta. Apenas tiene un 10% de visión, que aumenta al 18% con el uso de gafas, a causa del albinismo. Pero compite y gana incluso a atletas sin discapacidad tanto en Galicia como a nivel nacional. En el último sub 23 se llevó dos bronces. Le gusta competir con atletas que la obligan a superar sus límites.
Unos límites que trabaja a diario en la pista del club Lucus Caixa Rural de Lugo bajo las órdenes de Adolfo Vila, encargado de pulir este diamante que llegó procedente de Mali y que cuando tenía 7 años, ya en Lugo, vio una competición de atletismo por televisión y supo desde ese mismo momento que quería dedicarse a él.
Adi se convirtió en doble campeona absoluta de atletismo en Galicia en 100 y 200 metros frente a atletas sin discapacidad. No pudo ir al Europeo paralímpico de Berlín en 2018 porque los papeles de su nacionalización no llegaron a tiempo, pero sí al Mundial de Dubai en 2019, de donde regresó con dos platas (100 y 200 metros) y el aura de nueva estrella del deporte paralímpico español. El pasado junio se proclamó bicampeona de Europa en 100 y 400. En el tartán del Estadio Olímpico de Tokio se ha confirmado como una de las mejores deportistas españolas.
Volvió a casa con un oro y una plata como recuerdo de sus pimeros Juegos, pero también con la sensación de que esto no ha hecho más que empezar. Es el despegue de una atleta que, por ahora, no parece tener límites.
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